Colección Historia Social de la Población: próximas novedades

El pasa­do mes de enero ini­cia­mos la publi­ca­ción de la colec­ción His­to­ria Social de la Pobla­ción y al cie­rre de este pri­mer semes­tre dos nue­vos títu­los se suma­rán a los tres ya publi­ca­dos.

Vis­tien­do al rey. Indu­men­ta­ria, arte­sa­nos y tra­yec­to­rias socia­les en la cor­te de los Aus­trias (1598–1700) es la mono­gra­fía con la que Álva­ro Rome­ro Gon­zá­lez obtu­vo el Pre­mio de Inves­ti­ga­ción Core­lla Ciu­dad Barro­ca, una obra que no se cen­tra en los gran­des per­so­na­jes his­tó­ri­cos que han aca­pa­ra­do la aten­ción de la mayo­ría de las inves­ti­ga­cio­nes: sus pro­ta­go­nis­tas son los sas­tres, bor­da­do­res, zapa­te­ros y todos aque­llos encar­ga­dos de con­fec­cio­nar el ves­tua­rio de los reyes his­pá­ni­cos duran­te el siglo XVII. A par­tir de la His­to­ria del Arte y de apli­car una meto­do­lo­gía meta­pic­tó­ri­ca jun­to con la His­to­ria Social y la His­to­ria de la Fami­lia como pers­pec­ti­va de inves­ti­ga­ción, pro­fun­di­za en el cono­ci­mien­to de un gru­po esca­sa­men­te cono­ci­do por la his­to­rio­gra­fía como eran los arte­sa­nos de la Cor­te. Entre otros aspec­tos lla­ma­ti­vos, se han estu­dia­do des­de el tra­ba­jo y las remu­ne­ra­cio­nes obte­ni­das por estos tra­ba­ja­do­res del rey has­ta dón­de vivían, con quién y qué ate­so­ra­ban en sus casas, para aten­der espe­cial­men­te sus tra­yec­to­rias vita­les y familiares.

La inves­ti­ga­ción lle­va­da a cabo por Cynthia Rodrí­guez Blan­co en su obra Infan­cia expues­ta y mater­ni­dad des­de la inclu­sa palen­ti­na a lo lar­go del Anti­guo Régi­men, en pala­bras del cate­drá­ti­co de His­to­ria Moder­na Máxi­mo Gar­cía Fer­nán­dez, «se sus­ten­ta en tres reali­da­des pro­fun­da­men­te imbri­ca­das den­tro de los pro­ce­sos de men­ta­li­dad y socia­bi­li­dad pro­pios de la his­to­ria cas­te­lla­na del siglo XVIII: la mar­gi­na­ción infan­til, la mater­ni­dad y la afec­ti­vi­dad. Entre con­ti­nui­da­des y dis­rup­cio­nes, las muje­res y los niños adqui­rie­ren aquí un inne­ga­ble pro­ta­go­nis­mo que la auto­ra ha sabi­do rei­vin­di­car con­ve­nien­te­men­te. Ellas eri­gi­das en depo­si­ta­rias de los valo­res comu­ni­ta­rios y en pie­za cla­ve de la trans­mi­sión de las iden­ti­da­des colec­ti­vas a la juven­tud, mien­tras los des­co­no­ci­dos infan­tes debían sobre­vi­vir y cre­cer al calor de una fami­lia o una inclu­sa. Como ella mis­ma defien­de: “des­cu­brir la vida de todas aque­llas madres, nodri­zas e hijos de nadie cons­ti­tu­ye un pro­yec­to ambicioso”».

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