Entre el 15 de noviembre de 1884 y el 26 de febrero de 1885 tuvo lugar en una sala de Berlín una reunión cuyo objetivo era fijar las reglas de la colonización del continente africano: la Conferencia de Berlín, también conocida como Conferencia del Congo o Conferencia de África Occidental. En el centro de una mesa larga y ovalada descansaba un mapa de África sobre el que debatían los representantes de los doce países europeos invitados, además del Imperio Turco y los Estados Unidos. Ningún país africano estaba representado y solo dos de los asistentes habían pisado alguna vez ese continente, tres veces más grande que Europa. Ni habían pisado África, ni conocían a sus gentes, pero discutían sobre cómo iban a repartírsela. Si bien es cierto que el reparto de África había comenzado con las campañas de exploración años antes, la Conferencia de Berlín sirvió para regular las reglas de dicho reparto y para que los europeos comenzaran la colonización de manera efectiva, hasta su culminación en 1914. La Conferencia de Berlín. De la colonización de África al reparto del mundo (1870–1914), del profesor de la Universidad Rey Juan Carlos Miguel Madueño Álvarez, pretende mostrar la situación de África durante los años anteriores y posteriores a la celebración de esta reunión, uno de los grandes acontecimientos de la historia contemporánea. Convocada por Francia y el Reino Unido y organizada por el canciller alemán Otto von Bismarck, su celebración coincide con el auge de la industrialización y el deseo de progreso de las metrópolis europeas. Algunos de los acuerdos más importantes que se alcanzaron fueron la ocupación efectiva del territorio africano, la libertad de comercio y navegación en los ríos Congo y Níger y la prohibición de la trata de esclavos, si bien es cierto que esta última medida no siempre se aplicó de manera efectiva en la práctica. Por otra parte, como consecuencia de los otros dos acuerdos se produjo una carrera entre las potencias europeas para conquistar y establecer su presencia en África, así como su acceso a los recursos naturales del interior del continente. Todo ello refleja la actitud paternalista de las metrópolis europeas hacia África, la cual consideraban un territorio a dividir y explotar, sin tener en cuenta las culturas o los sistemas políticos existentes. A partir de un análisis detallado de la Conferencia de Berlín, de sus causas y consecuencias, y a través de un pormenorizado mapeo de la realidad colonial y las relaciones internacionales de la época, esta monografía da respuesta a las cuestiones más importantes que han suscitado las últimas décadas de investigaciones, aplicando un marco interpretativo en el que destaca una idea: que en Berlín no se repartió África, se repartió el mundo.
La Conferencia de Berlín
