Desposesión es la cuarta entrega narrativa de Alberto Rodríguez Torices (Guernica, 1972) en Trea tras la novela Como un perro en la tumba de un cruzado (2109) y los volúmenes de relatos Trata de olvidarlas (2017) y El trabajo está hecho (2021), a los que se suman publicados con anterioridad los libros de cuentos Yo, el monstruo (2002), Los sueños apócrifos (2009) y las novelas Piel todavía muy blanca (2004) y Sacrificio (2015).
La levedad de lo cotidiano y los estragos del tiempo, la contemplación de la belleza, la intensidad del erotismo, la compleja naturaleza de los comportamientos, la accidentada línea que cruza de la candidez a la madurez, las heridas y sus bálsamos, el azar y sus consecuencias…, son objeto de la mirada perspicaz y penetrante del narrador en todas sus obras, que escudriña los interiores humanos, sus escondidos recovecos y los espacios donde habitan, sienten, padecen y actúan sus personajes, dubitativos entre el desconcierto y la determinación.
En Desposesión asistimos al relato minucioso de una posesión que solo encontrará una salida para su liberación. La escritura concisa y exacta de Alberto Rodríguez Torices indaga y describe el proceso de posesión amorosa de Elio, se demora en su propio éxtasis y en la contemplación de su cristalizado deseo —también en la condición y conducta de Anabel, en la distancia que media entre ambos, entre el deseo y la realidad, al fin— y transita con mirada penetrante por sus meandros sicológicos hasta su término, hasta su rendición y descanso, hasta su desposesión. La eterna historia de un hombre maduro anodino y vulgar ensimismado —en realidad él es el único objeto del relato— ante una muchacha igualmente vulgar y anodina, ambos transfigurados en la sublime ficción amorosa.