Diccionario humorístico de un escritor con pájaros en la cabeza

Tras los rela­tos de los libros Tráe­me pilas cuan­do ven­gas (2007) y Ben­di­ce estos ani­ma­les que vamos a reci­bir (2014), Pepe Mon­te­se­rín vuel­ve ya, en sep­tiem­bre, a nues­tro catá­lo­go con un sin­gu­lar y volu­mi­no­so (600 pági­nas e innu­me­ra­bles entra­das) Dic­cio­na­rio humo­rís­ti­co de un escri­tor: «Este dic­cio­na­rio nació ate­so­ran­do tér­mi­nos retó­ri­cos y del ofi­cio de escri­bir y chis­tes rela­cio­na­dos con ellos, en gene­ral figu­ras de dic­ción o de cons­truc­ción, de pen­sa­mien­to, de repe­ti­ción, equí­vo­cos, dilo­gías, metá­fo­ras mil, hipér­bo­les, para­do­jas, dis­fe­mis­mos aso­cia­dos al len­gua­je y a la gra­má­ti­ca, a la dia­léc­ti­ca obli­cua y a la patética.

Sufro, de naci­mien­to, el sín­dro­me de Dide­rot, por enci­clo­pé­di­co; sufro el sín­dro­me de Faus­to, ham­bre des­me­su­ra­da e insa­cia­ble de cono­ci­mien­to, y el de Guten­berg, obse­sión por encua­der­nar el uni­ver­so. Poco hay que expli­car para su mane­jo; bas­ta con que el lec­tor sepa el alfa­be­to cas­te­llano por su orden; a cada ítem siguen, entre parén­te­sis, los voca­blos afi­nes, a los que el intere­sa­do pue­de acu­dir; des­pués la defi­ni­ción, un ejem­plo cul­to y un chis­te. Este es el patrón, con sus excepciones.

Es todo.

Es nada.

Apun­tes cre­pus­cu­la­res de un escri­tor tar­dío, toda­vía con pája­ros en la cabeza».

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