El pasado abril reseñábamos la publicación de Desposesión, cuarta obra narrativa de Alberto R. Torices en Trea, tras Trata de olvidarlas (2017), Como un perro ante la tumba de un cruzado (2019) y El trabajo está hecho (2021), lo que dio oportunidad a una larga entrevista al autor realizada por el crítico Álvaro Acebes y publicada en El Cuaderno, en la que se hace un repaso a su ya larga trayectoria literaria desde sus años de formación hasta su madurez literaria.
El crítico José Ignacio García destaca precisamente en su reseña de Desposesión un elemento común a esa trayectoria: «la minuciosa y precisa capacidad que Alberto Torices posee para convertirse, novela tras novela o relato tras relato, en un acreditado arqueólogo de las emociones y de los sentimientos humanos más intrincados».
En la entrevista, utilizando el simil de la práctica del tiro con arco, deporte que practica, Alberto Torices comenta sobre la de la literatura: «El tiro con arco es un deporte que puede ser muy gratificante, pero también muy frustrante. Depende de cómo lo practiques y de cómo gestiones tus sensaciones, tus objetivos, tus resultados… Es un deporte en el que la práctica está ligada, por un lado, a la disciplina y la continuidad, y, por otro, a factores mentales como la concentración, la relajación y la confianza y la seguridad en ti mismo. Estos son pilares básicos, no ya para acertar en el centro de la diana, que sería otra cuestión, sino para que la práctica sea satisfactoria. Creo que eso es aplicable a la literatura y a otras muchas más cosas. Si no lo practicas con una buena actitud mental, el arco te frustra, te crispa y te estresa. Con la literatura pasa lo mismo. En realidad, no es el tiro lo que te defrauda, sino tu manera de ejercitarlo. El tiro con arco, al igual que la literatura, debe ejercitarse con una mínima disciplina, con un cierto método y con la ayuda de maestros, disfrutando de la propia práctica tanto o más que del resultado y relativizando mucho tanto los llamados “éxitos” como los llamados “fracasos”».