Juan Varo Zafra reseña para la revista Estado Crítico el nuevo libro de aforismos de Álvaro Salvador, Tercer milenio. El aforismo es un género determinado por la brevedad y por su carácter enunciativo, que además debe sorprender. Breve, pero con la necesidad de completitud; con carácter enunciativo, pero sin pruebas ni ejemplos; y que sorprende en lo que dice y en cómo lo dice. Y el nuevo libro de Álvaro Salvador cumple con estas tres reglas, resultando un excelente ejemplo de lo que debe ser un libro de aforismos.
Como sus libros anteriores, Después de la poesía (El Gaviero, 2007) y La vida no te espera (Renacimiento, 2014), Tercer milenio (Trea, 2025) tiene un tono conversacional (de hecho el prólogo de Erika Martínez comienza saludando Álvaro Salvador como maestro del tono, tanto en la poesía como en el aforismo), que emparenta al autor con maestros de la conversación irónica y puntiaguda como La Rochefoucauld, como puede verse en estos ejemplos: “A cierta edad uno no tiene confianza en lo que escribe, pero tampoco en lo que lee”; “No te fíes de quien va peinado con la misma raya que le peinaba su madre”; “No lo dude, usted tiene algo que se llama intermitente”.
Los primeros libros de aforismos eran recopilaciones de citas de otros autores, como ocurre en el primer libro de aforismos en lengua española en sentido estricto, Tácito español ilustrado con aforismos, escrito por Baltasar Álamos de Barrientos en 1614, y el uso de citas que hace Álvaro Salvador nos devuelve a los orígenes del género, pero con una vuelta de tuerca. Con la fórmula oído en Salvador introduce citas de películas y series de televisión, como en “Oído a Samuel L. Jackson en Golpe en Hawai: «Dios es amigo imaginario de la gente adulta»”; otras veces presenta la cita para indicar su procedencia a continuación: «Soy un accidente a punto de ocurrir». Michael Douglas en El método Nemonsky. Este recurso revela la cinefagia del autor, así como un gusto posmoderno, reflejado en la apelación a diversas fuentes de la cultura popular, produciendo lo que James G. Ballard denomina una “novela condensada”, como en “Escrito en un papel encontrado en un bolsillo: «Un extraño se embosca en el espejo. Sangre de tu sangre»”, donde el manuscrito, el tema del doble y la sangre son elementos recurrentes de la novela de misterio. Diferente procedimiento es la glosa y Tercer milenio glosa a Pio Baroja, Miguel D’Ors y Dylan Thomas, como, por ejemplo, en: “Glosando a Dylan Thomas: ando solo entre una multitud de desamores”.
Salvador también nos regala una serie de aforismos más mundanos, que se presentan en cierto modo como conclusiones de variadas experiencias vitales, como, por ejemplo, la vejez (“Hay algo peor que ser viejo poeta cascarrabias: ser viejo poeta patético que se empeña en parecer joven poeta”), o la melancolía (“Hojear prensa atrasada es desalentador: todo el mundo desaparece antes de haber muerto”).
Dividido en tres secciones numeradas sin título, el libro se adentra en todos los órdenes de la vida, como la ideología, el amor, la muerte, la religión o la política; también en la vida cultural, la experiencia como poeta y la poesía como pantalla ideológica, para concluir, en su parte final, con textos más personales y meditativos.