La más bella entre los muertos

Ediciones Trea - Maria Azenha

Pre­fie­ro his­to­rias con per­so­nas que se matan

den­tro de casas entre sába­nas blancas

por­que tie­nen ham­bre de Dios.

Una vez un niño que dormía

vio cómo Dios abría un agu­je­ro en el cora­zón de Marilyn.

Marilyn, ate­rra­da, abrió un foso

y se escon­dió dentro.

Aho­ra todas las noches otros muertos

cavan en las pro­fun­di­da­des de la tierra

para encon­trar el cora­zón de Marilyn.

Este poe­ma per­te­ne­ce a la anto­lo­gía de la poe­ta por­tu­gue­sa Maria Azenha (Coim­bra, 1945) que, pre­pa­ra­da y tra­du­ci­da por José Ángel Cille­rue­lo (tra­duc­tor tam­bién Casa de leer en lo oscu­ro, publi­ca­do por Trea en 2019), verá la luz en espa­ñol a prin­ci­pios del pró­xi­mo año bajo el títu­lo Des­cal­zar los zapa­tos.

En pala­bras de José Ángel Cille­rue­lo, Maria Azenha «no le pone nun­ca puer­tas a la poe­sía y su obra es omní­mo­da, lo absor­be todo y a nada renun­cia. Ni en asun­tos, ni en temas, ni en for­mas. Su obra está cons­trui­da sobre tres nocio­nes esen­cia­les. Pri­me­ro, la tras­cen­den­cia: uti­li­za una len­gua poé­ti­ca que no des­apa­re­ce en la lec­tu­ra, sino que es la lec­tu­ra mis­ma. Des­pués, la belle­za, que ahon­da en la infi­ni­ta capa­ci­dad que tie­nen los ver­sos para emo­cio­nar. Y, en ter­cer lugar, la per­fec­ción, cuyo énfa­sis no recae en el pasa­do don­de se com­pu­so, sino en el pre­sen­te cons­tan­te de cada lec­tu­ra. Tal vez sean los tres prin­ci­pios de la escri­tu­ra clá­si­ca. Maria Azenha los yer­gue para entre­gar una poe­sía al mis­mo tiem­po ínti­ma y mar­mó­rea, sen­sual y con­cep­tual, hon­da­men­te sub­je­ti­va y al mis­mo tiem­po escla­re­ce­do­ra, diría inclu­so, visio­na­ria. Una poe­sía a la que, como lec­tor, reco­noz­co mi ente­ra devoción».

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