«Parece decir aquí estoy, posada sobre la arena, sea cual sea mi significado»

Are­nis­ca y pinos.
Algo gran­de se mece en las olas.
Una balle­na se diri­ge a la orilla.
Es una balle­na joven.
Apo­ya la cabe­za en la are­na; la posa,
como si estu­vie­ra exhausta,
pero no como si fue­ra a morir.
Detrás de ella, dos del­fi­nes enormes
sal­tan fue­ra del agua, sal­tan por los aires
con las olas, entre embarcaciones.
Todo esto se lo estoy indi­can­do a él,
que cami­na conmigo.
Pasa­mos por una boca entre dos salien­tes de tierra.
El mar lleno de bañis­tas, bar­cos, la ballena,
los del­fi­nes, y la tie­rra que se aden­tra en el agua,
los cos­ta­dos por los que caminamos.
No recuer­do otros frag­men­tos de la conversación
ni el moti­vo del paseo.
Movi­mien­to: la balle­na esta­ba sumergida
y emer­ge con espas­mos vita­les; vie­ne de
la pro­fun­di­dad, ni muy gran­de, ni muy vieja.
En la ori­lla sólo que­da visi­ble su cabeza,
pisa­das y comen­ta­rios a su alrededor.
La miro des­de lejos con alegría.
Pare­ce decir aquí estoy, posa­da sobre la arena,
sea cual sea mi significado.

Se tra­ta de uno de los poe­mas del pró­xi­mo libro de Eli Tola­retxi­pi: Cla­po­tis, que será en sep­tiem­bre el cuar­to publi­ca­do en Trea tras El espe­cu­la­dor, Edgar e Inci­den­tal, ade­más de sus tra­duc­cio­nes de Men­na Elfyn (Man­cha per­fec­ta, Bon­do) y de Tess Gallagher (Ampli­tud).

En pala­bras de Sonia Sca­ra­be­lli Arrie­ta, «Cla­po­tis sue­na, más que a cha­po­teo, a una com­bi­na­ción de síla­bas sali­da de un sue­ño; ensal­mo o con­ju­ro de agua para invo­car esa ener­gía de doble tiem­po, regu­lar y elu­si­va, posi­ble y difí­cil. Ener­gía que corre «ni aquí ni allí», y rever­be­ra a tra­vés de los poe­mas, hacien­do y des­ha­cien­do lo visi­ble, des­li­zán­do­nos hacia la pesa­di­lla o el con­sue­lo, deján­do­nos, al fin, en un solo ins­tan­te, per­di­dos y sal­va­dos en el medio del mar».

Com­par­tir
Noticias relaccionadas