«Un dominio invisible» y «Victoria», dos nuevos títulos de Alberto R. Torices en Narrativa Trea

Alber­to R. Tori­ces es uno de los narra­do­res fre­cuen­tes en nues­tro sello edi­to­rial, don­de ha publi­ca­do inte­rrum­pi­da­men­te sus volú­me­nes de rela­tos —Tra­ta de olvi­dar­las (2017) y El tra­ba­jo está hecho (2021)— y nove­las —Como un perro en la tum­ba de un cru­za­do (2019) y Des­po­se­sión (2024). Aña­di­mos aho­ra a nues­tro catá­lo­go dos nue­vas obras que verán la luz simul­tá­nea­men­te en los pró­xi­mos días —con la inter­ven­ción de Ser­gio San­ta Cruz San­ta­mar­ta y Álva­ro Ace­bes Arias, se pre­sen­ta­rán el pró­xi­mo 27 de junio en Fac­tor. Espa­cio San Feliz—: Un domi­nio invi­si­ble y Vic­to­ria.

El pri­mer volu­men reúne tex­tos que apa­re­cie­ron, en su mayor par­te, en suce­si­vas entre­gas del arte­fac­to lite­ra­rio-vola­dor The Children’s Book of Ame­ri­can Birds, sobre el cual los tra­ba­jos del olvi­do ya están prác­ti­ca­men­te con­su­ma­dos. Se agru­pan aho­ra adop­tan­do la uni­dad que les fal­ta­ba. Paté­ti­cos y entra­ña­bles, los miem­bros del ‘Club del Olvi­do’ vivie­ron abra­za­dos a idea­les bellos e irrea­li­za­bles, con­ven­ci­dos de dis­pa­ra­tes tales como que solo una igno­ran­cia per­fec­ta hará posi­ble la ver­da­de­ra sabi­du­ría o de que para pre­ser­var lo vivi­do es pre­ci­so con­fi­nar­lo en las bode­gas del olvi­do. El pro­fe­sor Tho­mas y su negro Samuel, el incom­pren­di­do Etter­beck, el mudo Arcae­dian, el pozo sin fon­do Pea­ce, el cons­pi­cuo Sab­bath, el maes­tro en fugas Pathos y el mal­muer­to fan­tas­ma de Sara­van­nah: tales fue­ron los inte­gran­tes y/o mero­dea­do­res de una socie­dad no tan aje­na a la pena como a la glo­ria. Y amán­do­los, sopor­tán­do­los, hun­dién­do­se con ellos, la casi siem­pre pacien­te Rosa­rio O’Babian, la impe­ca­ble Son­dra Murphy, la muy dam­ni­fi­ca­da Miner­va Della San­ti­na, la irre­so­lu­ble Martha Soa­res, la inma­cu­la­dí­si­ma Blan­che Afri­ca. Trá­gi­cos, risi­bles, sus retra­tos podrían ser tam­bién los nuestros.

El segun­do, Vic­to­ria, es un rela­to en el que su per­so­na­je, Simón, lle­va una vida orde­na­da, sen­ci­lla y aje­na por com­ple­to a con­tra­rie­da­des y fas­ti­dios. Vive en un barrio tran­qui­lo, su rela­ción con su novia Clau­dia fun­cio­na y tie­ne un buen tra­ba­jo. No hay nubes en el hori­zon­te. Pero has­ta las aguas en cal­ma están sur­ca­das de corrien­tes som­brías que pue­den entur­biar su cur­so. Bas­ta­rá la pre­sen­cia de un incó­mo­do visi­tan­te, con­ver­ti­do rápi­da­men­te en una pla­ga, para alte­rar su ano­di­na exis­ten­cia y trans­for­mar­la en un caos abso­lu­to. Com­bi­nan­do la come­dia negra, los deli­rios oní­ri­cos y la sáti­ra más per­tur­ba­do­ra, esta nou­ve­lle nos sumer­ge en el mis­te­rio e invi­ta al lec­tor a escru­tar el fre­ne­sí, los impul­sos y las neu­ro­sis que hay tras la ima­gen de un hom­bre nor­mal que aspi­ra al equi­li­brio y a la razón. Una cer­te­ra refle­xión acer­ca de nues­tras pre­ten­sio­nes por con­tro­lar y diri­gir todos los órde­nes de la vida y, al mis­mo tiem­po, un rela­to diver­ti­do e inquie­tan­te que uno no pue­de leer sin sobre­sal­tos ni son­ri­sas cómplices.