Aragonia cisterciensis.
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Tradicionalmente, la arquitectura de los monasterios de la Orden de Císter ha sido estudiada desde una decisiva perspectiva estilística. El hecho de que la orden iniciara la reforma del monacato benedictino previo, reordenándolo en unos nuevos y rigurosos patrones funcionales o que buscara desasirse del yugo que las imágenes podían suponer para una religiosidad contemplativa quiso relacionarse con que, bajo un criterio estético, los propios monjes hubieran querido también crear un modelo estilístico para su arquitectura que, allá por el siglo XII, pudiera definirse finalmente como «arte cisterciense». Esta singularidad inherente a la reforma hizo que los investigadores se plantearan una norma de análisis y, por descontado, un catálogo de formas, planos y disposiciones que, desde hace décadas, han permitido establecer un juego de relaciones, analogías y disimilitudes entre monasterios. Pudiera parecer que, entonces, su arquitectura no planteara mayores dificultades que las que pudieran surgir de la aplicación de un patrón de estudio formal. Por el contrario, nuevos enfoques sobre las posibilidades de estudio de un monasterio concreto o de toda la orden permiten rebasar este modelo de análisis para pasar a trabajar un amplio abanico de nuevas aproximaciones como la evolución temporal de la arquitectura y las alteraciones del proyecto inicial hasta su completa tergiversación, la dependencia arquitectónica del medio artístico local y de la voluntad de fundadores y patronos, los ecos en la arquitectura de la relajación de unos principios rigoristas, el abandono y la ulterior reconstrucción de las fábricas en tiempos contemporáneos… Lejos de esta teoría de los estilos, en los monasterios de Císter se empleó la arquitectura de su tiempo, ya fuera románica, gótica o, finalmente, renacentista, barroca y neoclásica. Lo cisterciense sí fue un paradigma de creación y vanguardia, pero lo fue en la organización del conjunto monástico frente a los modelos previos. La ordenación interna de una iglesia articulada funcionalmente mediante un sistema de coros y altares o la perfecta codificación de un modelo de claustro y dependencias fueron seguidos de forma sistémica, creando un modelo estructurado y codificado que se repetía en toda nueva fundación.
Los monasterios de la Orden de Císter en la Corona de Aragón, en sus versiones masculina o femenina, ofrecen una fascinante variedad de edificios, tipos de fundación y modelos de asentamiento como para permitir una aproximación a sus fábricas con nuevos ojos. Este volumen está integrado por siete capítulos que, con diferentes perspectivas de estudio, participan de esta renovación de los estudios sobre el monacato cisterciense.