Ediciones Trea - 978-84-17140-24-3 - De falsos, falsarios y otras apostilleas sobre el patrimonio historico artistico - Jose Luis Hernando Garrido
Formato: 17 x 24 cm.
Páginas: 376
Año: 2018
ISBN: 978–84-17140–24‑3

De falsos, falsarios y otras apostillas sobre patrimonio histórico-artístico

29,00

Cer­ti­fi­car la fal­se­dad de pie­zas artís­ti­cas pre­ci­sa de una via­ja­da cul­tu­ra visual, una enor­me peri­cia téc­ni­ca, un exa­cer­ba­do desa­rro­llo del gus­to —impo­si­ble de situar entre la pun­ta de la len­gua y el velo del pala­dar— y una labia descomunal.
Las valo­ra­cio­nes más eru­di­tas pue­den haber­se rea­li­za­do de bue­na fe, pero siem­pre nos que­da­rá la duda. ¿Nos esta­rán dan­do gato por lie­bre? La sal y las espe­cias pue­den modi­fi­car la opi­nión del comen­sal sobre la cali­dad de un gui­so, igual que el mer­ca­do del arte y las crí­ti­cas espe­cia­li­za­das recon­du­cir las cer­te­zas y moti­var el con­ven­ci­mien­to sobre la anti­güe­dad, la cali­dad o la auto­ría de una obra. Tam­bién influ­yen los hábi­tos, las modas, la pre­sen­ta­ción y la fuen­te emi­so­ra —que no vale igual la opi­nión de fulano que la de men­gano, des­pre­cian­do a peren­gano y zutano— según el inte­rés que pon­ga­mos en el relum­brón del inter­lo­cu­tor, la con­ve­nien­cia del medro, la posi­bi­li­dad de dejar­se embau­car o de salir por patas si las cosas vie­nen mal dadas y con­vie­ne vol­ver­se amnésico.
Las impos­tu­ras artís­ti­cas resul­tan docu­men­tos extra­or­di­na­rios que dicen mucho del por­qué, el cuán­do, el cómo y el cuán­to de nues­tras socie­da­des pasa­das y pre­sen­tes. Su aná­li­sis requie­re mucha cau­te­la pero su capa­ci­dad infor­ma­ti­va es pro­vi­den­cial. Filó­lo­gos y arqueó­lo­gos tie­nen bien cla­ro que una pie­za fal­sa­ria pue­de dar mucho jue­go, no hay por qué demo­ni­zar­la; a los his­to­ria­do­res del arte nos ha cos­ta­do más, segu­ra­men­te por­que cul­ti­va­mos una dis­ci­pli­na no del todo codi­fi­ca­da y mucho más suje­ta a los vai­ve­nes del mer­ca­do y el figu­reo. Afor­tu­na­da­men­te empe­za­mos a vis­lum­brar las posi­bi­li­da­des de la fal­si­fi­ca­ción como una mani­fes­ta­ción más de la his­to­ria de las cul­tu­ras, y, como tal, dig­na de todos los res­pe­tos; más allá de los olfa­tos, habi­li­da­des y auto­com­pla­cen­cias anticuarias.

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