¿Por qué, a prin­ci­pios del siglo XX, algu­nos artis­tas deci­die­ron aban­do­nar el arte figu­ra­ti­vo y renun­ciar a la repre­sen­ta­ción de la reali­dad exte­rior para entre­gar­se a un mun­do visual de puras for­mas y colo­res? El naci­mien­to de la abs­trac­ción fue la cul­mi­na­ción de un lar­go pro­ce­so cul­tu­ral y artís­ti­co más que un acon­te­ci­mien­to que se haya dado en un lugar o momen­to exac­tos. M. Lluï­sa Faxe­das fija su aten­ción en la tran­si­ción entre el sim­bo­lis­mo y la obra de los pri­me­ros artis­tas abs­trac­tos, en la ela­bo­ra­ción por par­te de los sim­bo­lis­tas de la idea de la obra de arte total y en su inter­pre­ta­ción en la obra teó­ri­ca y artís­ti­ca de los pin­to­res Vas­sily Kan­dinsky y Piet Mon­drian. A par­tir de las com­po­si­cio­nes tea­tra­les de Kan­dinsky y la evo­lu­ción del estu­dio de Mon­drian, el libro ana­li­za las impli­ca­cio­nes esté­ti­cas, filo­só­fi­cas y espi­ri­tua­les de sus res­pec­ti­vas visio­nes de las rela­cio­nes entre las artes