Ediciones Trea - 978-84-9704-561-2 - Dignas de sospecha - Vanessa Gutierrez
Colección:
Materias: ,
Formato: 15 x 21 cm.
Páginas: 176
Año: 2011
ISBN: 978–84-9704–561‑2

Dignas de sospecha

25 años de Comadres de Oro

15,00

«He duda­do mucho antes de escri­bir un libro sobre la mujer. Es un tema irri­tan­te, sobre todo para las muje­res, y no es nin­gu­na nove­dad. La polé­mi­ca sobre el femi­nis­mo ha hecho correr tin­ta sufi­cien­te, y aho­ra está prác­ti­ca­men­te cerra­da: pun­to en boca. Y sin embar­go, segui­mos hablan­do de ello. Y no pare­ce que las volu­mi­no­sas ton­te­rías pro­fe­ri­das duran­te este últi­mo siglo hayan arro­ja­do algu­na luz sobre el pro­ble­ma. Ade­más, ¿exis­te algún pro­ble­ma? ¿Cuál es? […] ¿Qué es una mujer? El enun­cia­do mis­mo del pro­ble­ma me sugie­re inme­dia­ta­men­te una pri­me­ra res­pues­ta. Es sig­ni­fi­ca­ti­vo que me lo plan­tee. A un hom­bre no se le ocu­rri­ría escri­bir un libro sobre la situa­ción par­ti­cu­lar que ocu­pan los varo­nes en la huma­ni­dad. Si me quie­ro defi­nir, estoy obli­ga­da a decla­rar en pri­mer lugar: «soy una mujer», esta ver­dad cons­ti­tu­ye el fon­do sobre el que se dibu­ja­rá cual­quier afir­ma­ción.» Estas pala­bras de Simo­ne de Beau­voir en El segun­do sexo podrían ser sus­cri­tas por cual­quie­ra de las vein­ti­cin­co coma­dres de Oro cuyos per­fi­les son home­na­jea­dos en este volu­men, cuan­do la Ter­tu­lia Femi­nis­ta Les Coma­dres, que otor­ga estos galar­do­nes, cum­ple su pri­mer cuar­to de siglo. En el libro cita­do, Beau­voir rei­vin­di­ca al filó­so­fo y escri­tor femi­nis­ta Fra­nçois Pou­lain de la Barre, quien en el siglo XVIII ase­gu­ra­ba que «todo lo que han escri­to los hom­bres sobre las muje­res es digno de sos­pe­cha, por­que son a un tiem­po juez y par­te». Pues bien, dan­do la razón a esta afir­ma­ción, per­mi­tién­do­nos jugar con las pala­bras y valién­do­nos de la iro­nía y la pro­vo­ca­ción pro­pia de Les Coma­dres para bur­lar la com­pa­ra­ción sis­te­má­ti­ca que deri­va en la des­igual­dad, con­fir­me­mos que la mujer ha logra­do, con no poco esfuer­zo, ser dig­na de sos­pe­cha. Sos­ten­ga­mos hoy que ellas tam­bién son mere­ce­do­ras del rece­lo, aun­que no por mal­dad intere­sa­da, sino por inteligencia.

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