Hologramas

Realidad y relato del siglo XXI

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La tec­no­lo­gía, median­te el 3D, lo vir­tual o el holo­gra­ma, crea obras que lle­gan a hacer­nos dudar: ¿qué es la reali­dad? ¿qué la copia? ¿no será lo que lla­ma­mos reali­dad otra copia, aca­so? La lite­ra­tu­ra y las artes de todos los tiem­pos han ace­cha­do estas cues­tio­nes, pero nun­ca como hoy habían hecho de ellas su asun­to central.
Holo­gra­mas refle­xio­na sobre cómo las nocio­nes de espe­cu­la­ri­dad, mise en aby­me o simu­la­cro pre­si­den nues­tro tiem­po, impo­nien­do su signo sobre nues­tras pro­duc­cio­nes cul­tu­ra­les y, en defi­ni­ti­va, sobre nues­tra mane­ra de estar en el mun­do. La narra­ti­va espa­ño­la con­tem­po­rá­nea no es aje­na a esta corrien­te, pre­sen­te en auto­res y obras muy dife­ren­tes entre sí.
Apa­ren­te­men­te poco tie­nen que ver las auto­fic­cio­nes de Vila-Matas con la expe­ri­men­ta­ción inter­me­dial de Jor­ge Carrión, la refle­xión sobre la His­to­ria como rela­to que pro­po­ne Javier Cer­cas con el frag­men­ta­ris­mo rizo­má­ti­co que prac­ti­ca Agus­tín Fer­nán­dez Mallo, el agu­do com­pro­mi­so de Isaac Rosa ante el mun­do con el cinis­mo de Alber­to Olmos ante el espec­tácu­lo, o la impos­tu­ra de las iden­ti­da­des nacio­na­les redu­ci­das a sou­ve­nir que plan­tea Mer­ce­des Cebrián con esa escri­tu­ra-río de Manuel Vilas que siem­pre desem­bo­ca en Espa­ña. Y, sin embar­go, todos ellos repre­sen­tan, de dis­tin­tas mane­ras y a dis­tin­tos nive­les, la con­cien­cia, a veces obse­si­va, de la dis­tin­ción entre la reali­dad y su rela­to —una cues­tión de incal­cu­la­bles impli­ca­cio­nes esté­ti­cas, meta­fí­si­cas e inclu­so políticas.
A tra­vés de la lec­tu­ra de la nue­va narra­ti­va espa­ño­la —con­ce­bi­da esta de mane­ra más amplia de lo que algu­nas estra­te­gias comer­cia­les han que­ri­do ven­der— se abor­dan cues­tio­nes como la crea­ción lite­ra­ria en Inter­net, la polé­mi­ca con­si­de­ra­ción de la His­to­ria como un rela­to más, o esa fas­ci­na­ción por las omni­pre­sen­tes pan­ta­llas que inevi­ta­ble­men­te nos lle­va a una refle­xión meta­rre­fe­ren­cial: qui­zá la reali­dad no sea sino un nivel más de repre­sen­ta­ción, en una mise en aby­me que nos contiene.

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