Interés compuesto. La prodigiosa aventura de los órganos de difusión científica, económica y profesional en el mundo contemporáneo

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El libro que el lec­tor tie­ne entre sus manos se encuen­tra uni­do inse­pa­ra­ble­men­te a otro tex­to del autor publi­ca­do en 2012. El pun­to de par­ti­da es la Biblio­te­ca-Escue­la de la Jun­ta de Pen­sio­nes de Inge­nie­ros y Obre­ros en el Extran­je­ro, una intere­san­te expe­rien­cia de heme­ro­te­ca y cen­tro de docu­men­ta­ción cien­tí­fi­co-téc­ni­ca y eco­nó­mi­ca. Como la pro­pia Jun­ta, a la que sir­vió de com­ple­men­to for­ma­ti­vo, tal expe­rien­cia fue barri­da por el ven­da­val de la gue­rra civil espa­ño­la. Con el aná­li­sis de la impor­tan­te colec­ción heme­ro­grá­fi­ca que la Biblio­te­ca-Escue­la lle­gó a acu­mu­lar se bus­ca docu­men­tar, más allá del pro­pó­si­to ini­cial de las pen­sio­nes for­ma­ti­vas, la plas­ma­ción gene­ral de los obje­ti­vos que la Jun­ta per­se­guía: la for­ma­ción de los téc­ni­cos e inge­nie­ros espa­ño­les y la trans­fe­ren­cia de cono­ci­mien­tos entre el mun­do indus­trial euro­peo y español.
Pero a par­tir de ese pun­to de ancla­je el libro se arries­ga a intro­du­cir­se en el terreno hipo­té­ti­co de una con­ti­nui­dad que la Biblio­te­ca-Escue­la no pudo lle­var a cabo: la de la his­to­ria de las revis­tas colec­cio­na­das, de su cadu­ci­dad o su per­vi­ven­cia has­ta engar­zar con la sin­gu­lar indus­tria de la publi­ca­ción cien­tí­fi­ca actual, no tan­to en su estric­to valor de docu­men­to biblio­grá­fi­co, sino pre­ci­sa­men­te como expre­sión de una con­ti­nui­dad en el empe­ño edi­tor y en la trans­mi­sión de infor­ma­cio­nes en todos esos cam­pos y bajo las mis­mos pre­su­pues­tos que aque­lla expe­rien­cia de la Biblio­te­ca-Escue­la encar­na­ba: un medio de dar cuen­ta de las posi­bi­li­da­des que ofre­cía la infor­ma­ción para irra­diar los esfuer­zos en la pro­duc­ción del cono­ci­mien­to cien­tí­fi­co-téc­ni­co, para empren­der y desa­rro­llar nego­cios o para sen­tar meca­nis­mos de defen­sa y valo­ra­ción de un esta­tu­to pro­fe­sio­nal espe­cí­fi­co. En este pun­to, pues, la reali­dad de una expe­rien­cia heme­ro­grá­fi­ca y docu­men­ta­lis­ta, supe­di­ta­da a una expe­rien­cia for­ma­ti­va con­cre­ta y a un con­tex­to, se trans­mu­ta en una refle­xión más ambi­cio­sa, que pre­ten­de apun­tar hacia la con­ti­nui­dad de cier­tos ele­men­tos estruc­tu­ran­tes y de cier­tas ener­gías colec­ti­vas que dan con­sis­ten­cia a estruc­tu­ras esta­bles y dura­de­ras de las socie­da­des, en este caso con­cre­to, a las de la pro­duc­ción y difu­sión del cono­ci­mien­to cien­tí­fi­co-téc­ni­co y económico.

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