Jovellanos y el otoño de las Luces
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La huella de Jovellanos es persistente. Desde su fallecimiento en 1811 una abundante serie de conmemoraciones, ensayos e interpretaciones vienen sucediéndose hasta hoy. Tres perspectivas destacan de ese raudal de estudios: Jovellanos conservador y tradicionalista, Jovellanos liberal smithiano partidario del laissez-faire y Jovellanos promotor de reformas cosméticas que robustecen el Antiguo Régimen. Este libro de Vicent Llombart obtiene conclusiones discordantes, fundadas en los hechos, los textos originales y un distinto método de análisis.
Se restituye, primero, al autor y sus ideas a su época, al otoño de las Luces: el tormentoso periodo entre el revolucionario año 1789 y la guerra de Independencia y las Cortes de Cádiz. El retrato de Jovellanos por Goya de 1798 ayuda a entender al autor en tales momentos. Se penetra después en el contenido, coherencia e idoneidad de las ideas educativas, económicas y políticas del gijonés que constituyen la médula esencial de la reforma social que pretendía. La instrucción y la perfectibilidad humana, la riqueza y la virtud moral, el círculo virtuoso de las Luces, la reforma agraria, el interés propio y el interés público, el trabajo y la capacidad humana, la crítica a los gremios, la felicidad y desdicha del Principado, el arte de la política, la reforma constitucional y el liberalismo, son ingredientes para reconstruir el pensamiento integrado y efectivo del autor. Y se subraya que el objetivo del programa radica en el logro de la felicidad moral y material de los hombres.
Por último, Vicent Llombart calibra las ideas desde el presente. Si bien las condiciones han cambiado, concluye que las Luces de Jovellanos continúan encendidas y los sueños despiertos. Muchas de sus propuestas, una vez actualizadas, constituyen faros para la necesaria primavera de las Luces en el mundo actual, una nueva reforma encaminada a superar viejos atrasos y a combatir la ignorancia, la desigualdad, el despotismo, la inmoralidad, la guerra… y en definitiva la infelicidad. Ese es el legado esencial de don Gaspar, notable clásico moderno de la Ilustración en búsqueda de una sociedad de bienestar.