Ediciones Trea - 978-84-9704-497-4 - La astilla - Ewa Lipska
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Formato: 12 x 16.7 cm.
Páginas: 144
Año: 2010
ISBN: 978–84-9704–497‑4

La astilla / La naranja de Newton

18,00

Des­de la apa­ri­ción de sus pri­me­ros poe­ma­rios, la obra de Ewa Lips­ka, que se nutre de un com­ba­ti­vo espí­ri­tu de pro­tes­ta fren­te a la injus­ti­cia, que vin­di­ca la nece­si­dad que para el ver­da­de­ro poe­ta tie­ne saber anclar su deve­nir per­so­nal en los pro­sai­cos afa­nes e inquie­tu­des de sus coe­tá­neos y que defien­de la impor­tan­cia de la expe­ri­men­ta­ción lin­güís­ti­ca para la con­se­cu­ción de una voz poé­ti­ca genui­na y al mis­mo tiem­po sin­ce­ra, lle­va delei­tan­do (y hacien­do refle­xio­nar) al sor­pren­di­do lec­tor más de cua­ren­ta años.

Con el trans­cur­so del tiem­po, en sus ver­sos ha ido ganan­do peso una iró­ni­ca refle­xión acer­ca de las sem­pi­ter­nas cues­tio­nes del obje­to últi­mo de la exis­ten­cia huma­na y del sen­ti­do de la muer­te. Enfren­ta­dos des­de la estoi­ca dis­tan­cia que pro­por­cio­na esa ama­ble iro­nía, pero tam­bién des­de la equí­vo­ca pro­xi­mi­dad que pro­cu­ran las abun­dan­tes metá­fo­ras que carac­te­ri­zan su len­gua­je lite­ra­rio (metá­fo­ras com­ple­jas, que bos­que­jan casi siem­pre un espa­cio oní­ri­co, en oca­sio­nes surrea­lis­ta), tales inte­rro­gan­tes apa­re­cen trans­mu­ta­dos en las lace­ran­tes heri­das que infli­ge, y en las dolo­ro­sas caren­cias de que ado­le­ce, nues­tro mun­do moderno, des­hu­ma­ni­za­do y des­hu­ma­ni­za­dor, en el que sólo la ima­gi­na­ción y el arte pare­cen eri­gir­se en vías de esca­pe de una reali­dad pla­ga­da de peli­gros y de sufrimiento.

Los dos poe­ma­rios que en esta edi­ción se pre­sen­tan al lec­tor espa­ñol, en edi­ción bilin­güe, cons­ti­tu­yen el logra­do expo­nen­te de una de las eta­pas más impor­tan­tes de este lúci­do pere­gri­na­je en que se halla embar­ca­da la auto­ra pola­ca. En estos ver­sos el tiem­po pare­ce eri­gir­se en el meca­nis­mo que da cuer­da a la exis­ten­cia, arran­can­do al ser humano del mun­do ya fene­ci­do del pasa­do, cris­ta­li­za­do en su memo­ria, para arro­jar­lo a un futu­ro incier­to del que se sien­te cada vez más exclui­do. Al mis­mo tiem­po, el velo mis­té­ri­co de la pala­bra poé­ti­ca se levan­ta en ellos para per­mi­tir­nos entre­ver la genui­na esen­cia de una reali­dad des­po­ja­da dema­sia­das veces de todo atis­bo de tras­cen­den­cia, pero que, sin embar­go, mere­ce siem­pre la pena ser vivida.

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