Las musas errantes

Cultura literaria y exilio en la España de la primera mitad del siglo XIX

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La cul­tu­ra espa­ño­la y su lite­ra­tu­ra, en bue­na par­te, pue­den expli­car­se a par­tir de la coyun­tu­ra del exi­lio, una arti­cu­la­ción que para el caso penin­su­lar se remon­ta­ba a sus mis­mos orí­ge­nes como comu­ni­dad lin­güís­ti­ca: ahí que­da­ba, a modo de augu­rio, el des­tie­rro del Mío Cid. Era una reali­dad de la his­to­ria lite­ra­ria que se igno­ra­ba en los manua­les. Una lite­ra­tu­ra que no exis­tía, al menos des­de la ofi­cia­li­dad dic­ta­da por la aca­de­mia, bajo el incues­tio­na­ble magis­te­rio de Menén­dez Pela­yo y su exclu­yen­te idea de la anti-España.
Este libro tie­ne su ori­gen, pre­ci­sa­men­te, en el con­tra­luz res­pec­to a su His­to­ria de los hete­ro­do­xos espa­ño­les, en rela­ción a las pri­me­ras déca­das del XIX, como tam­bién en la peren­to­ria nece­si­dad de recu­pe­rar un patri­mo­nio lite­ra­rio e inte­lec­tual a todas luces bri­llan­te de las letras espa­ño­las, y que duran­te más de dos siglos había que­da­do sepul­ta­do en las cune­tas del olvi­do o la indi­fe­ren­cia. Una con­tra­rie­dad de inne­ga­ble impor­tan­cia cuan­ti­ta­ti­va y cua­li­ta­ti­va, ya que hom­bres de letras y artis­tas —algu­nas muje­res tam­bién— se vie­ron en el epi­cen­tro del con­flic­to polí­ti­co como víc­ti­mas expo­nen­cia­les de las tur­bu­len­cias que sacu­den el perio­do, y que los con­de­nan a ale­jar­se de su patria. Un des­tie­rro for­zo­so que afec­ta­rá a sus res­pec­ti­vas crea­cio­nes, ya que dichas expe­rien­cias se trans­for­ma­rán en temas recu­rren­tes de sus escri­tos o expre­sio­nes artís­ti­cas. Una rica tra­di­ción cul­tu­ral que con­for­ma una Espa­ña fue­ra de España.

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