Las «villae» tardorromanas en el occidente del Imperio. Arquitectura y función

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En los últi­mos años se ha gene­ra­do, den­tro y fue­ra de la penín­su­la ibé­ri­ca, una docu­men­ta­ción arqueo­ló­gi­ca sobre el mun­do rural romano cada vez más nutri­da, ampa­ra­da en meto­do­lo­gías de exca­va­ción y pros­pec­ción muy fruc­tí­fe­ras. Los resul­ta­dos obte­ni­dos per­mi­ten replan­tear vie­jos pro­ble­mas de defi­ni­ción sobre la diná­mi­ca his­tó­ri­ca de las villae y, a la vez, esbo­zar nue­vos enfo­ques sobre un fenó­meno cuyo estu­dio, muy limi­ta­do en las fuen­tes escri­tas, siem­pre ha esta­do some­ti­do a nume­ro­sas difi­cul­ta­des interpretativas.

Las actas del IV Colo­quio Inter­na­cio­nal de Arqueo­lo­gía sobre «Las villae tar­do­rro­ma­nas en el occi­den­te del Impe­rio. Arqui­tec­tu­ra y fun­ción», cele­bra­do en Gijón en octu­bre del 2006 y reco­pi­la­das en la pre­sen­te obra, supo­nen la actua­li­za­ción de esta temá­ti­ca y apor­tan un nota­ble avan­ce en el cono­ci­mien­to de un perio­do his­tó­ri­co de abso­lu­ta tras­cen­den­cia. Su publi­ca­ción per­mi­te ofre­cer un nue­vo pano­ra­ma sobre los avan­ces de la inves­ti­ga­ción arqueo­ló­gi­ca en las dis­tin­tas geo­gra­fías del Impe­rio romano y sobre la evo­lu­ción del mun­do rural tar­doan­ti­guo en los difí­ci­les tiem­pos con­si­guien­tes al final de la hege­mo­nía de Roma.

Las ponen­cias abor­dan, por una par­te, temas de carác­ter gene­ral que reafir­man la nece­sa­ria trans­ver­sa­li­dad en el tra­ta­mien­to y estu­dio de este tipo de com­ple­jos rura­les y, por otra, el aná­li­sis en pro­fun­di­dad de nume­ro­sos ejem­plos de villae penin­su­la­res que se eri­gen como casos sig­ni­fi­ca­ti­vos en el con­jun­to de un terri­to­rio determinado.

En los deba­tes sur­gi­dos al calor de las dis­tin­tas inter­ven­cio­nes se ha pues­to de mani­fies­to, una vez más, que, sin una inves­ti­ga­ción arqueo­ló­gi­ca rigu­ro­sa, no exis­te la posi­bi­li­dad de abrir nue­vos cau­ces no solo para la ela­bo­ra­ción del impres­cin­di­ble cono­ci­mien­to his­tó­ri­co sobre el mun­do de las villae, sino tam­bién para lograr un equi­li­brio valo­ra­ti­vo ade­cua­do a la hora de esta­ble­cer las con­di­cio­nes de con­ser­va­ción y exhi­bi­ción de nues­tro patri­mo­nio arqueológico.

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