Ediciones Trea - 978-84-9704-669-5 - Manual del museo rodante - Nayra Llonch Molina - Joan Santacana Mestre
Formato: 15 x 21 cm.
Páginas: 144
Año: 2012
ISBN: 978–84-9704–669‑5

Manual del museo rodante

Una aproximación al automóvil como objeto de museo

20,00

Hace ape­nas un siglo y medio en nin­gu­na ciu­dad del mun­do cir­cu­la­ba un solo auto­mó­vil; tam­po­co había máqui­nas de escri­bir, ni exis­tían la anes­te­sia ni las aspi­ri­nas; no había telé­fo­nos, ni foto­co­pia­do­ras, ni deter­gen­tes, ni luz eléc­tri­ca y tam­po­co se sabía lo que era un plás­ti­co o las cre­ma­lle­ras de la ropa. Todos estos obje­tos que hoy pare­cen impres­cin­di­bles los euro­peos de mitad del siglo XIX ni tan siquie­ra ima­gi­na­ban que pudie­ran exis­tir algún día.

De todos ellos son qui­zá los auto­mó­vi­les los que han lla­ma­do más la aten­ción; tal vez por esta razón han sur­gi­do en el mun­do más colec­cio­nis­tas de auto­mó­vi­les que de bom­bi­llas eléc­tri­cas o de cepi­llos de dien­tes. Cier­ta­men­te, hay museos de tec­no­lo­gía en los que se pue­den con­tem­plar gran­des colec­cio­nes de radios, fonó­gra­fos, neve­ras, cepi­llos de dien­tes y enva­ses de plás­ti­co. Pero el colec­cio­nis­mo de auto­mó­vi­les está mucho más exten­di­do; hay muchas más per­so­nas que se ena­mo­ran de los auto­mó­vi­les que tuvie­ron en su juven­tud que per­so­nas que se dejan sedu­cir por su pri­mer cepi­llo de dien­tes. Algo simi­lar ocu­rre con las motos.

Así, pues, ¿qué es lo que fas­ci­na de los auto­mó­vi­les? ¿Qué impul­sa a tan­ta gen­te a man­te­ner un cul­to hacia ellos? De la mis­ma for­ma que el caba­llo se con­ver­tía en sím­bo­lo de esta­tus social, el coche cum­plió esta fun­ción. Cabe pre­gun­tar­nos si fue por eso por lo que han sur­gi­do tan­tas colec­cio­nes pri­va­das y públi­cas de auto­mó­vi­les. Y sin embar­go, el auto­mó­vil es un bien frá­gil. Si a fina­les del siglo xx había en el mun­do unos seis­cien­tos millo­nes de vehícu­los, se cal­cu­la que en el pri­mer ter­cio del pre­sen­te siglo habrá mil dos­cien­tos millo­nes. Estos vehícu­los, como es lógi­co, tie­nen una vida media varia­ble y al final la inmen­sa mayo­ría son des­trui­dos. En reali­dad, no sería exa­ge­ra­do decir que la Tie­rra es un enor­me cemen­te­rio de coches. De todos ellos, tan solo un por­cen­ta­je muy bajo se con­ser­va en la actua­li­dad; se cal­cu­la que no más de 1.500.000 coches anti­guos se han con­ser­va­do has­ta el presente.

Este manual tra­ta de este patri­mo­nio, con­ver­ti­do hoy en un autén­ti­co museo rodante.

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