Ediciones Trea - 978-84-9704-626-8 - Noticias privadas de casa utiles para mis hijos - Jose Antonio de Armona y Murga
Formato: 17 x 24 cm.
Páginas: 392
Año: 2012
ISBN: 978–84-9704–626‑8

Noticias privadas de casa útiles para mis hijos

25,00

Edi­ción, intro­duc­ción y notas de Joa­quín Álva­rez Barrien­tos, José María Imíz­coz y Yolan­da Aranburuzabala

 

Las Noti­cias pri­va­das de casa úti­les para mis hijos (1787), de José Anto­nio de Armo­na y Mur­ga (1726–1792), reco­rren todo el siglo XVIII. A sus expe­rien­cias per­so­na­les y pro­fe­sio­na­les se suman los recuer­dos fami­lia­res de los ante­pa­sa­dos de su casa. El inte­rés de estas memo­rias radi­ca en los casos pri­va­dos, y a veces secre­tos, que rela­ta, así como en las que­jas de las que deja cons­tan­cia, refe­ren­tes al modo en que el rey y sus minis­tros ejer­cen el poder. Reve­lan tam­bién estas memo­rias con espe­cial fuer­za, y des­de den­tro, el fun­cio­na­mien­to del gobierno minis­te­rial de la monar­quía, de la mano de uno de sus agen­tes mejor situa­dos. La dimen­sión ame­ri­ca­na de la monar­quía his­pá­ni­ca está pre­sen­te en la tota­li­dad de sus pági­nas, pero sobre todo en la segun­da par­te del rela­to, pues Armo­na pasó en aquel con­ti­nen­te doce impor­tan­tes años de su vida. Ade­más de las cues­tio­nes admi­nis­tra­ti­vas que rese­ña y de vida coti­dia­na, se da noti­cia de asun­tos impor­tan­tes como el modo en que se pre­pa­ró y mate­ria­li­zó la expul­sión de los jesui­tas de los terri­to­rios del Impe­rio, una estra­te­gia bien pen­sa­da y lle­va­da a cabo con pre­ci­sión mate­má­ti­ca en la que las comu­ni­ca­cio­nes marí­ti­mas y los correos juga­ron un papel esencial.

Se pre­sen­ta aquí una edi­ción com­ple­ta de las Noti­cias pri­va­das de casa úti­les para mis hijos, que inclu­ye el tomo ya publi­ca­do sobre su acti­vi­dad como corre­gi­dor de Madrid, los refe­ren­tes a su fami­lia, infan­cia y juven­tud, sus pri­me­ras misio­nes en Espa­ña y sus ser­vi­cios en Amé­ri­ca, así como los tres años fina­les, que se encon­tra­ban olvi­da­dos en borrador.

Com­par­tir