Recopilación de algunos nombres arábigos
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Guadix fue un lexicógrafo concienzudo y meticuloso, dotado de un talento asombroso para definir y de una notable aptitud para escribir con amenidad. Su obra, como propia de un hombre culto y buen observador de la realidad de su época, nos transmite, además, mucha y muy interesante información histórica y antropológica.
La Recopilación nunca llegó a imprimirse; pese a eso, el saber de Guadix se transmitió a la posteridad, aunque de forma muy sesgada e incompleta, a través del Tesoro de la lengua castellana o española (1611) de Sebastián de Covarrubias. Hasta 1886, año en que se publicó el Glosario etimológico de Leopoldo Eguílaz y Yanguas, no apareció otra obra lexicográfica enriquecida por la consulta directa de los materiales de Guadix. Con posterioridad, hay que esperar al Diccionario Histórico (1951–1996) para encontrar ‑a pesar de los abundantes errores de transcripción- un conocimiento detallado de la Recopilación y un reconocimiento continuo de su innegable aportación lexicográfica y de su inmenso valor como documento de la lengua de finales del siglo XVI.