Tiempo de censura

La represión editorial durante el franquismo

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    La his­to­ria de la huma­ni­dad dis­ta mucho de ser el rela­to colec­ti­vo de una liber­tad com­par­ti­da por hom­bres y muje­res a tra­vés del tiem­po. Ni el hom­bre ha podi­do decir lo que ama, ni lo que sin­ce­ra­men­te pien­sa y aún menos ha podi­do poner­lo por escri­to y dejar a otros que leye­ran sus ideas, sus que­jas o su pasión sin ser estor­ba­dos o per­se­gui­dos por ello. La his­to­ria de la cul­tu­ra escri­ta está pro­ta­go­ni­za­da por escri­to­res y escri­bien­tes, pero tam­bién por censores.
    La secu­lar incli­na­ción his­pa­na a cen­su­rar los escri­tos aje­nos ten­dría su rema­te en la lar­ga dic­ta­du­ra del gene­ral Fran­cis­co Fran­co. Con bas­tan­te fre­cuen­cia, se con­si­de­ra que las prin­ci­pa­les víc­ti­mas de la cen­su­ra fue­ron los crea­do­res, los poe­tas, nove­lis­tas, dra­ma­tur­gos o cineas­tas que tuvie­ron que poner freno a su ins­pi­ra­ción, que con­tem­pla­ron la muti­la­ción o la prohi­bi­ción de su obra. ¿Cuán­tos libros se escri­bie­ron en bal­de? ¿Cuán­tos deja­ron de escri­bir­se por la acción embo­ta­do­ra de la auto­cen­su­ra? Sin embar­go, los prin­ci­pa­les dam­ni­fi­ca­dos de este ata­que a la inte­li­gen­cia no fue­ron unos cen­te­na­res de inte­lec­tua­les, sino los millo­nes de espa­ño­les que fue­ron lo que no leye­ron, por­que, de haber­los deja­do leer­lo, quién sabe lo que habrían sido. ¿Cómo cuan­ti­fi­car la pér­di­da de quie­nes no tuvie­ron la opor­tu­ni­dad de leer­los o la tuvie­ron cuan­do ya era dema­sia­do tarde?
    Dos gran­des ejes ver­te­bran el pre­sen­te tra­ba­jo colec­ti­vo. El pri­me­ro, de tipo cro­no­ló­gi­co, comien­za con el aná­li­sis de la impor­tan­cia de la gue­rra civil para enten­der los derro­te­ros futu­ros de la cen­su­ra y lle­ga has­ta los años sesen­ta, cuan­do se pro­mul­ga una nue­va ley de pren­sa que modi­fi­ca sus­tan­cial­men­te las reglas del jue­go cen­so­rio. Los estu­dios que inte­gran el segun­do blo­que poseen una natu­ra­le­za trans­ver­sal: así, se estu­dia la acción repre­si­va desa­rro­lla­da por la cen­su­ra con­tra el libro cata­lán y vas­co, la cen­su­ra de obras ita­lia­nas entre 1936 y 1945, el con­trol cen­so­rio de dos géne­ros edi­to­ria­les de gran popu­la­ri­dad (la nove­la del oes­te y los best-sellers) y, final­men­te, la recep­ción que la cen­su­ra dis­pen­só a la lite­ra­tu­ra de terror inglesa.

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